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Lo que la Policía Boliviana puede enseñar a la de EEUU
Este ensayo fue publicado en el periódico Página Siete el 8 de junio de 2020.
El fraude electoral de Evo Morales el año pasado impulsó manifestaciones del pueblo boliviano que duraron casi tres semanas a través del país. Al comienzo, preocupada de conservar el orden público, la Policía Boliviana reaccionó ante estas protestas cívicas con fuerza, usando gas lacrimógeno para confrontar y dispersar a manifestantes.
Pero cuando la policía en Cochabamba se declaró amotinada en contra del infame ex-presidente y en apoyo de la ciudadanía, las cosas cambiaron. El motín se extendió por el país con cuarteles policiales de otras ciudades, sumándose uno por uno, en cuestión de días. Esto resultó en conmovedoras escenas de policías anunciando su motín, mientras manifestantes, alegres y extáticos, los celebran y vitorean de la calle en frente a sus cuarteles.
La Policía Boliviana había resuelto un dilema ético. Por un lado, tenían su deber al gobierno de conservar el orden público a toda costa y no obstante las razones por las cuales este orden era amenazado. Por otro lado, la misión de la Policía es “la defensa de la sociedad” y la estafa electoral que los manifestantes protestaban era un ataque a la integridad democrática de la sociedad boliviana.